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El proceso inmediato es un juicio especial y célere para casos de complejidad simple, que omite la investigación preparatoria formalizada y la etapa intermedia. Se aplica en tres supuestos: flagrancia delictiva, confesión corroborada y suficiencia de elementos de convicción en diligencias preliminares. Su principal característica es la celeridad, con audiencias inaplazables, para resolver casos rápidamente basados en evidencia clara. Características principales. Celeridad y simplificación: Se busca resolver casos rápidamente, ahorrando tiempo y recursos al omitir etapas procesales. Fase de juicio concentrada: La acusación, defensa y decisión judicial se concentran en una sola audiencia, la cual debe realizarse en un plazo razonable y sus plazos son inamovibles. Evidencia probatoria: Se basa en la facilidad probatoria y en evidencia sólida, no en casos complejos que requieran una investigación exhaustiva. Derecho a la defensa: A pesar de la celeridad, se garantiza el derecho a la defensa, estableciendo plazos para que el acusado y su abogado preparen su estrategia de defensa de manera eficaz. No aplica para casos complejos: No se utiliza en casos complejos que involucren pluralidad de agentes o víctimas, o dificultades probatoria.